En 2014 el PIB de la región creció a una modesta tasa del 1.1%, la más baja desde 2009. Tras una década de precios favorables, los commodities del sector minero-energético cayeron substancialmente en 2014: los precios del petróleo, oro, carbón, cobre y hierro cayeron entre un 10% y un 50% en 2014. El panorama para la región no es del todo homogéneo, pero presenta importantes retos compartido, en especial aquellos relacionados con su capacidad para industrializarse a través de políticas que fortalezcan su sector manufacturero y darle mayor preeminencia al consumo interno.
En la medida en que la economía de EEUU mantiene su crecimiento, se espera también que la Reserva Federal comience, tras un larguísimo período de expansión cuantitativa (i.e. quantitative easing), a elevar sus tasas de interés lo cual tendrá importantes implicaciones sobre los flujos de inversión hacia la región, disminuyendo los flujos y poniendo mayor presión sobre los regímenes de cambio fijos como el de Venezuela.
Sin embargo, el contexto económico muestra esta vez importantes diferencias. Las reservas internacionales están en altos históricos, con respecto a los niveles de deuda, lo cual brinda una estabilidad no antes vista en la región, con excepción de Venezuela y Argentina donde dichas reservas han bajado estrepitosamente en los últimos años.
Mientras centro américa y México se han convertido en importantes economías manufactureras, cuyo principal destino es EEUU, esta no es la suerte del resto del continente.
Suramérica, en particular, es la región con mayor dependencia en el alto precio de los commodities y por supuesto la parte del continente que mayor beneficio sacó del mismo. Las economías de Venezuela, Colombia y Perú son en este sentido las que mayores retos tienen en la actualidad. Tanto Colombia como Perú vieron sus monedas apreciarse considerablemente durante la época del boom, acostumbrándose a productos importados baratos, que hicieron meya sobre sus sectores manufactureros. Ambos países tienen un importante reto por delante: diversificar sus exportaciones y hacer más competitiva su producción industrial.
Brasil, el gigante de la región y la séptima economía mundial, es hoy el país que ofrece una visión clara, tanto de los problemas, como de las soluciones para la región: diversificación en sus exportaciones y un mayor papel de la demanda interna. Las reformas y políticas económicas que tome la economía líder en la región tendrán una incidencia enorme sobre el éxito del continente. Por ahora una cosa es clara, tras el fin del boom de los commodities es indispensable hacer del sector manufacturero en la región uno mucho más competitivo. Los líderes políticos del continente deben ahora enfocar sus energías en diversificar su economía y no en una carrera por atraer mayor inversión minera a través de concesiones impositivas.
Los commodities a precios moderados están acá para quedarse. El crecimiento de 2015 y 2016 se mantendrá a tasas modestas, pero en los años subsiguientes el crecimiento de la región dependerá de los cambios que se hagan en el entretiempo, con el fin de fortalecer sus economías.